QUO VADIS/ Y DÓNDE ESTÁ EL DERECHO?

Una de las grandes discusiones que se debaten hoy en dia en el mundo jurídico, tiene que ver con el desarrollo o atraso en el que está sumido el Derecho occidental que deviene en su mayoría de las instituciones del Derecho Romano.
Sin duda, que la cultura jurídica que nos legó la Complilación Justinianea; ha sido preponderantemente importante y trascendental, habiendo generado el desarrollo del Derecho clásico a las diferentes civilizaciones que en Europa y luego en America desarrollaron sus códigos y leyes.
Muestra importante de ello, fue la creación que codificó todo el derecho francés: Código Civil (1804); Procedimiento Civil (1806); Código de Comercio (1807); Ley de Instrucción Criminal (1808); Código Penal (1810).
Esta estructura de Derecho, fundó las bases para el desarrollo de lo que hoy en día se mantiene en sus orígenes (sobre todo en nuestro país); siendo importante igualmente, que en el transcurso del tiempo, dichas estructuras han ido desarrollándose y modificándose por el peso de los avances del hombre.
Es decir, el Derecho no ha permanecido inmóvil ni sedentario; los principios de progresividad y transversabilidad, le han dado un dinamismo de ir adaptando las necesidades de la interacción social, al rigor de la exigencia de los procesos y adaptación de leyes en pos de la sana convivencia.
Empero, hay grandes dificultades cuando el Derecho se enfrenta al Poder Político.
A nivel mundial observamos cómo ha ido soslayándose en ánimo de las apetencias que ese poder acredite.
Las Escuelas de Derecho positivo, que lo vincula al campo de la Teoría del Derecho Objetivo cuya extensión ha venido incorporando profundas tesis modificativas del Derecho Penal strictu sensu, vienen a ir matizando incluso a las Escuelas de Derecho Ecléctico, socavando sus bases para integrarse a los principios de la Justicia Social o a un Derecho igualitario a ratos ortodoxo y cuya mayor tribuna es precisamente la política.
Hemos venido viendo como al Derecho le ocurre lo que en poesía lo que al el excelso poeta nicaragüense Rubén Dario, cuando él también poeta Enrique González, refería la muerte del modernismo con aquel verso que decía: …”tuércele el cuello al cisne”…; pues algo parecido ocurre a las instancias de esta rama sustancial y vital de la estructura de cualquier Estado.
Noticias como la ocurrida en diferentes países, como Bolivia, El Salvador, Nicaragua, entre otros, donde un presidente en funciones no se le permite constitucionalmente ser reelegido, entonces allí entra ese Derecho acomodaticio y soluciona el problema. De igual manera, la supremacía de la Ley, ha sido enarbolada para doblegar la voluntad de los ciudadanos antes que preservar los mismos Derechos de paz y convivencia, generando una sensación de inexistencia de recursos procesales oportunos para hacer valer en contra de decisiones emanadas del Poder el Estado.
Está desnaturalizada fórmula, pone de lado al Derecho y a sus instituciones y genera una sensación de inestabilidad y sosobra en los ciudadanos.
La visión de un Derecho insustancial que teme a todo y se doblega ante su propia estructura, hace que el valor de la Justicia se vea empañado.
Esta visión no solo ha ocurrido en nuestro país, sino que ya es un fenómeno mundial. Los mismos Estados Unidos de Norteamérica, han venido perdiendo su dilatado espacio, para dar cabida donde el poder político y económico lo arrincona para obedecer a directrices de esa política imperialista y dominadora.
Lo mismo ocurre con países como China, Rusia, Reini Unido; que aún y cuando no tienen la misma estructura de nuestras escuelas clásicas del Derecho Romano, internamente han dado muestras de que esos Derechos sucumben ante los intereses políticos.
Son incontables los casos donde el Derecho ha venido quedando de lado so pena de los intereses de los grandes intereses de los poderosos.
Muy cerca hemos tenido la lucha que se enmarca frente al problema limítrofe con Guyana, donde históricamente a nuestro país le han cercenado ese Derecho territorial, colocándolo hoy en día, en una disputa que ya ha sido harto superada, pero que el rigor de estos intereses políticos internacionales, insisten en despojarnos de nuestra tierra, quedando colgado el Derecho en el clóset de estas instancias internacionales que obedecen a los lobos de la comarca.
Recientemente el caso del Ecuador, ha puesto en evidencia la gravísima fórmula de dejar al Derecho fuera de contexto ante situaciones de poder político que apelan a la fuerza.
Ha sido palmario observar la violacion indebida del territorio Mexicano conforme a los tratados internacionales, y no solo eso, sino el uso de la fuerza contra el mismo diplomático que representa los intereses de ese país, basados en una orden presidencial que no acató el ordenamiento jurídico de Derecho.
Se alega allí cómo descargo a favor de la incursión violatoria, el hecho de que al ex vicepresidente Glass no se le podía otorgar asilo, en relación a lo establecido en la Convención de Caracas de 1954, sin embargo, la determinación de la decisión siempre es del país otorgante y tocará al país sede, oponerse ante las instancias internacionales en base a argumentos jurídicos de Derecho; pero en ese caso se prefirió vulnerar a la rama del Derecho Internacional Diplomático, ejerciéndose una fuerza de hecho cuyo trasfondo es precisamente ganar espacios políticos que eleven la aceptación de la gente.
En tal sentido, no puede pensarse en la continuidad de este fenómeno que arroja permanencia en el poder bajo la opresión del Derecho, ya que éste es inmanente al ser humano y por ende forma parte del equilibrio de la balanza que debe permitir la igualdad frente a la Ley y frente al Estado.
Luchemos por eso!! Las grandes transformaciones pasan por la necesidad de un buen derecho. Ah por ello.

Rafael García González

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